Los profesionales de la odontología siempre nos esforzamos en hacer comprender a nuestros pacientes lo importante que es la rutina de higiene bucodental diaria para mantener una sonrisa sana y bonita.
Debemos cepillar nuestros dientes al menos tres veces al día, después de las comidas, para eliminar los restos de alimentos y evitar que la placa bacteriana se acumule en nuestras piezas dentales y dé lugar a la aparición de sarro.
El hilo dental y el colutorio son complementos imprescindibles si queremos que nuestra limpieza sea completa y adecuada. Las características de estos productos de higiene deben ser las apropiadas: no todas las denticiones son iguales. Algunas padecen de hipersensibilidad y, sin embargo, otras requieren dentífricos y colutorios ricos en flúor.
Probablemente, la herramienta más importante y a la que más atención prestamos en esta rutina cotidiana sea el cepillo de dientes. Pero, ¿lo cuidamos de la forma adecuada?
Las bacterias se acumulan en el cepillo
Aunque no seamos conscientes de ello, en nuestro cepillo se adhieren muchas de las bacterias que, precisamente, queremos eliminar gracias a su uso.
Es del todo normal, puesto que durante la rutina de limpieza entra en contacto con todos los microorganismos presentes en nuestra boca. Cierta cantidad puede quedarse acumulada entre los filamentos del cepillo y dar lugar a la reproducción de bacterias.
Otro de los factores, aparentemente obvios, pero que debemos tener en cuenta, es que casi todo el mundo guarda su cepillo de dientes en el baño. Ésta es una de las zonas de la casa donde más gérmenes proliferan debido a la presencia del inodoro y también a los cambios constantes de temperatura.
¡Pero no debes preocuparte! En Daldent queremos ofrecerte una serie de consejos muy sencillos que puedes seguir en el día a día para que tu cepillo de dientes se encuentre en perfecto estado y continúe siendo tu mejor aliado en la limpieza de tu sonrisa:
-Enjuaga bien el cepillo después de haberlo utilizado para asegurarte de que eliminas todos los restos de comida y pasta de dientes.
-Guárdalo de manera vertical, con las cerdas hacia arriba, y no le pongas el capuchón: es mejor esperar hasta que se seque de manera espontánea.
-Separa tu cepillo de los del resto de los habitantes de la casa. Y, por supuesto, ¡nunca lo compartas con nadie.
-Renueva tu cepillo cada tres meses, antes de que las cerdas empiecen a desgastarse.