La sonrisa que mostramos al mundo tiene una gran importancia en nuestras relaciones sociales y en nuestra vida diaria. Contar con unos dientes blancos, alineados y sanos nos facilita sonreír con confianza, mientras que unos dientes amarillentos o mal posicionados resultan poco atractivos para los demás.
Para solucionar este problema, dos de las opciones que manejamos, además de la ortodoncia, son el tratamiento de blanqueamiento dental y la aplicación de carillas. Las carillas dentales son láminas muy finas que se colocan en la parte exterior del diente y que, además de otorgar a éste una apariencia impecable en cuanto a color, sirven para corregir otro tipo de desajustes como la alineación incorrecta de los mismos.
Al existir dos posibles soluciones para un mismo problema (el del color y la estética de los dientes), surge la duda de cuál es la más adecuada en cada caso. Por lo general, el especialista, después de realizar una exploración del estado de tu boca, te sugerirá la más conveniente, pero en este post te contamos las particularidades de cada opción.
Cuando el estado de la denticion es óptimo y no existe desalineación o desperfectos en las piezas, el blanqueamiento dental puede ser la mejor solución. Se trata de un procedimiento poco agresivo que se efectúa aplicando una sustancia denominada peróxido de hidrógeno, la cual penetra en el esmalte por los poros dentales y limpia las sucesivas capas, logrando que los dientes luzcan varios tonos más claros. Si no hay manchas dentales demasiado severas, el blanqueamiento solucionará el “problema”.
Las carillas dentales, por su parte, son el procedimiento más aconsejable cuando hay daños en la estructura ósea o, en general, cuando la dentición presenta un estado bastante deficiente (desalineación ligera, manchas muy oscuras, fractura en alguna pieza…). Estamos ante un tratamiento mucho más amplio y ambicioso que el blanqueamiento, ya que no solo corrige la coloración de los dientes, sino que además optimiza su forma y su posición (estéticamente). Al fin y al cabo, estamos ante unas láminas artificiales que se colocan sobre el diente “natural”.
El tratamiento con carillas es más costoso en lo económico que el blanqueamiento dental, y también más complejo en su realización, tanto por los materiales con los que se lleva a cabo -composite o porcelana principalmente – como por la necesidad en muchos casos de limar y tallar los dientes (aunque contamos con soluciones en las que el tallado no es necesario.)
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